No tenía ni idea de que me pudiese volver absolutamente loca para hacer una foto a un paquete de galletas o para ir mas lejos a una botella de vino.
Eso si, así se aprende iluminación de estudio, enfrentándote al producto cara a cara y con mil luces detrás esperando a que decidas con cual jugar.
Gracias a la paciencia, Mónica, muchas horas y el ingenio de cada una hemos conseguido un resultado que creo es satisfactorio, y por otro lado, un reto personal, aprender a controlar un poquito mas las luces de estudio. Que hay miles, todas parecen iguales y de primeras, parece que su colocación es inofensiva.
Éste es el resultado:
Presentación de ImágenesMemoria
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